Este modelo de alimentación aumenta la población de microorganismos beneficiosos que previenen la aparición de alteraciones derivadas del sobrepeso, especialmente, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Destaca el denominado síndrome metabólico, un conjunto de patologías como hipertensión, aumento de triglicéridos, niveles bajos de colesterol bueno o HDL y diabetes. Por este motivo, los expertos consideran que la dietan mediterránea puede ser una herramienta útil para tratar los desequilibrios propios de la obesidad u sus consecuencias.
Los alimentos básicos que integran esta dieta son: verduras y legumbres, la fruta, el pescado, las carnes blancas, la pasta, el arroz y los frutos secos, además del consumo de vino con moderación. Otro de los productos más recomendados es el aceite de oliva,tanto para freír como para aderezar, que gracias al ácido oleigo y sus grasas de origen vegetal disminuye el riesgo de obstrucciones en las areterias, y tiene un alto contenido en carotenos y vitamina E. Consumir alimentos de temporada en su estado natural, escogiendo siempre los más frescos. Consumir diariamente una cantidad moderada de queso y yogur. Consumir semanalmente una cantidad moderada de pescado, preferentemente azul, aves y huevos
La dieta mediterránea siempre debe ir acompañada del ejercicio físico, al menos, 3o minutos diarios, 5 días por semana.
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